Si tienes una empresa desde hace más de diez años, seguro que te has dado cuenta. Captar y fidelizar talento se ha convertido en todo un desafío, tanto si hablamos de personas a las que quieres contratar en tu plantilla como si nos referimos a los colaboradores externos que, aunque no tengas en nómina, te acompañarán en tu día a día e impactarán directamente en tus resultados. La necesidad de dar con los perfiles perfectos, en uno u otro caso, ha convertido en imprescindible contar con una buena estrategia de “employer branding” (o marca empleador, si lo prefieres en español).
Y es que ya no es tu empresa la que publica una oferta para ver cómo le llueven cientos de candidatos o colaboradores. Ahora los candidatos también eligen. En realidad, siempre lo han hecho, pero ahora se suman dos factores que no puedes pasar por alto.
Por un lado, el envejecimiento de la población, que hace que el porcentaje de población activa se vaya reduciendo de forma lenta pero implacable.
Por otro, el cambio cultural que ha supuesto la entrada de los “Millenials” en el mercado laboral. Esta generación, nacida a partir de los años 80, comparte ciertas características que chocan con el ambiente laboral al que estaban acostumbrados los “baby boomers”:
- No se plantean una carrera laboral en una sola empresa. No sólo no temen a la movilidad, sino que la consideran parte de su crecimiento profesional.
- Valoran mucho su tiempo libre.
- Priorizan trabajar en empresas que comparten sus valores, hasta el punto de rechazar un trabajo si no están de acuerdo con las políticas medioambientales, de igualdad o de conciliación laboral.
A esto se suma el fenómeno conocido como ‘La gran renuncia’. Tras la pandemia, han sido millones los profesionales que se han replanteado su vida laboral, dejando empleos en los que no se sentían satisfechos para iniciar la búsqueda de empresas alineadas con su filosofía de vida.
En el caso de los colaboradores, también se han notado estos cambios. Y es que aunque en un principio creas que te ven como un cliente y ya, lo cierto es que ellos también buscan empresas con las que estar orgullosos de trabajar. Si tú eres una de ellas, te van a priorizar, van a hablar de ti y te van a recomendar, con todo lo bueno que eso supone para tu empresa.
Qué es el employer branding
El “employer branding” es el conjunto de acciones que realizas para mejorar tu marca como empleador, y atraer talento a tu empresa. O en otras palabras, que aquellos profesionales que sueñas tener en tu equipo sueñen a su vez con poder trabajar contigo. Un objetivo de lo más atractivo, si tienes en cuenta todo lo que hemos hablado anteriormente.
La mayoría de estas acciones suelen implementarse desde el departamento de recursos humanos, pero ya sabes lo que opinamos en Método: todo aquello que esté implicado en el crecimiento de tu empresa, es marketing. Por eso, es fundamental que en este aspecto tu equipo de recursos humanos trabaje codo con codo con el de marketing, a fin de optimizar al máximo esas acciones y comunicarlas adecuadamente tanto de manera externa (para captar el talento), como interna (para fidelizarlo).
Beneficios de reforzar tu employer branding
Construir una marca empleador sólida es una carrera de fondo, pero el resultado merece muchísimo la pena. Si lo haces bien, podrás:
- Seleccionar al mejor talento para tu equipo, porque los mejores profesionales querrán trabajar en tu empresa.
- Reducir la rotación. Sólo si la sufres sabrás lo carísima que sale a tu negocio, y con una buena estrategia de employer branding puedes reducirla en torno a un 28%. Un buen ejemplo es el de Mercadona, que en 2021 contaba con un índice de rotación de solamente el 2,4%, cuando en su sector la rotación habitual es del 10%.
- Reducir el coste de contratación. Se estima que a las empresas con mejor reputación como empleadoras les cuesta la mitad encontrar a su candidato ideal para un puesto que a aquellas que tienen ‘mala prensa’. Multiplícalo por todas las contrataciones que haces al año, ¿verdad que merece la pena? (también puedes aplicarlo al coste que te supone tener que cambiar de proveedor si no das con el correcto a la primera)
- Aumentar la productividad. Un empleado que está a gusto en su puesto de trabajo puede resultar hasta un 50% más productivo que uno que acude a trabajar desmotivado o ‘porque no encuentra otra cosa’. El salario puede ser parecido, pero el impacto en tu margen de beneficios va a ser radicalmente diferente.
- Convertir a tus empleados en embajadores. Este beneficio es la pescadilla que se muerde la cola, porque enlaza directamente con el primero de la lista. Si los empleados que ya tienes se sienten cómodos con sus condiciones de trabajo y con la cultura de la empresa, no sólo van a desempeñar su labor con más efectividad. También van a presumir de ello, y eso significa que atraerán a otros profesionales que también quieren disfrutar de un ambiente de trabajo como el tuyo.
Como ves, no sólo beneficios en términos de imagen. Todos ellos se traducen en mejores márgenes de negocio, que harán tu empresa más rentable y facilitarán su crecimiento.
Cómo trazar una buena estrategia de employer branding
En realidad, el proceso a seguir para construir tu marca empleador no es muy diferente del que recorrerías para crear una marca de producto. Si estás haciendo bien las cosas, ya tendrás claro cuáles son tu propósito y los valores que representan a tu empresa. Párate a pensar cómo puedes trasladar ambos al día a día interno de la compañía, integrándolos en los procesos de manera coherente.
Por ejemplo, si los valores familiares destacan en tu filosofía, lo lógico es que promuevas políticas de conciliación que permitan a tus empleados construir y disfrutar su propia vida familiar. Y si la protección del medio ambiente está entre las prioridades de la empresa, también será coherente promoverlo, facilitarlo y premiarlo en la vida diaria de tu equipo. Todo esto será lo que te ayude a convencer a tus trabajadores, presentes y futuros, de por qué tu empresa es su mejor opción para desarrollar su carrera.
Es importante que tengas claros los públicos objetivos a los que vas a dirigirte. Y hablamos en plural porque sí, van a ser como mínimo dos: las personas que ya trabajan para ti (empleados y colaboradores), y las que quieres que trabajen para ti. En este segundo grupo, puedes hacer otras segmentaciones más específicas, como tu candidato ideal para un puesto concreto, los estudiantes universitarios que podrían estar interesados en trabajar contigo en el futuro, los estudiantes en prácticas que están teniendo su primer contacto con el mundo empresarial a tu lado…
La escucha activa va a ser un factor clave para el éxito de tu estrategia. Habilita canales anónimos que te ayuden a averiguar qué es lo que preocupa a tu plantilla y a tus partners, qué acciones son las que más valoran y qué aspectos creen que se podrían mejorar. De esta manera, podrás obtener una ‘foto’ de cual es tu punto de partida real, porque igual crees que ya lo estás haciendo de lujo, pero la percepción de tus trabajadores es diferente.
Como en cualquier estrategia, es fundamental que establezcas unos objetivos que marquen el camino a seguir. Estos pueden estar relacionados con la rotación, con el coste de contratación, con la productividad… Decide qué KPI’s son más importantes y priorízalos a la hora de definir la estrategia.
Con todo lo anterior bien definido, es el momento de poner en marcha tu maquinaria de marketing interno e implementar acciones coherentes con tu cultura empresarial y consecuentes con las necesidades que has detectado en tus trabajadores y colaboradores. No tengas prisa y no les aturulles. Lo ideal es que el cambio de rumbo se note, pero que se implemente de manera gradual, especialmente si implica un cambio en sus rutinas: por ejemplo, si facilitas una solución tecnológica que les va a beneficiar a medio plazo, pero que van a tener que aprender a usar y podría generar resistencia en un principio.
Una vez implementado y debidamente comunicado a nivel interno, pasa a las acciones externas: un apartado en tu página web dedicado a tu marca empleador y tu cultura empresarial, eventos dirigidos a los profesionales con los que te gustaría trabajar, jornadas de puertas abiertas, y por supuesto, procesos de selección en los que queden patentes los valores diferenciadores de tu empresa (mucho mejor si estos están avalados por unos buenos testimonios de tu equipo en redes sociales).
Para que todo esto funcione, no vale tirar de postureo. La honestidad y la transparencia son claves, y por eso, es fundamental que el trabajo entre el equipo de marketing y el de recursos humanos sea conjunto. Solo de esta manera, se podrá llegar a una estrategia que ofrezca soluciones viables para la empresa, pero también coherentes con los valores que se quieren imprimir en la cultura empresarial.
¿Necesitas mejorar tu employer branding?
Como expertos en marketing interno, hemos asesorado a decenas de empresas en la construcción de sus estrategias de employer branding. Además, si necesitas ayuda en su implementación, podemos actuar como tu departamento de marketing externo, trabajando codo a codo con tu responsable de RRHH para dar forma a la marca de empleador que siempre has querido para tu empresa. Consúltanos sin compromiso y exploremos juntos la mejor solución para tu caso.
Si has leído hasta aquí, gracias. Esperamos que este contenido te haya resultado útil, y estamos deseando crear otros que te ayuden a seguir mejorando la efectividad de tu marketing. Si tienes alguna idea sobre un tema que te preocupa, háznoslo saber y te dedicaremos un post.
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