Todo el mundo tiende a asociar palabras como creatividad y originalidad al mundo del diseño. Sin embargo, en este post analizaremos hasta qué punto la metodología juega un papel protagonista en el desarrollo de una identidad corporativa.
Poseer una identidad de marca apropiada es imprescindible para una empresa. Una marca con una identidad visual fuerte y coordinada constituye un valor fundamental a la hora de posicionarse en el sector y de diferenciarse de la competencia.
La metodología nos ayuda a encontrar la solución de las diferentes cuestiones que plantea el proceso de diseño. Esto nos ayudará a crear una marca con una imagen visual sólida y coherente, que exprese los valores de la empresa y llegue al público de manera clara.
Nuestro proceso de trabajo se divide en tres fases principales: análisis, ideación y desarrollo, que analizaremos a continuación.
Análisis de la marca
En esta fase se recopila información
sobre la marca a realizar, y se establecen los objetivos que el diseño debe
cumplir. Se posiciona la marca en el mercado y se analiza la competencia. A
partir de la información recopilada se redactan unas conclusiones como guías
para el enfoque del proyecto y se inicia la fase de ideación.
Ideación y diseño gráfico
En esta etapa surgen las primeras ideas y se realizan los primeros bocetos. A partir de los ellos, se va seleccionando y descartando hasta dar con la idea que más se adecua a los objetivos del proyecto. Una vez seleccionada la idea directriz, se comienza con el desarrollo del proyecto en toda su extensión.
Desarrollo de la identidad visual
En esta fase, se normalizan todos los signos visuales y los criterios de coordinación de la identidad. Con ello, lo que se consigue es crear unas constantes visuales y un lenguaje gráfico relacionados con la marca, lo que permitirá al usuario final identificarla fácilmente.
A continuación, una vez establecido el sistema gráfico se desarrollan los soportes definitivos. El proyecto finaliza con la comprobación de que se han cumplido los objetivos de diseño marcados en el planteamiento.
Es decir, a pesar de las creencias de la mayoría de las personas, el diseño gráfico y la creación de identidades visuales se rigen por normas, procedimientos y metodologías que deben acatarse para conseguir un resultado profesional y de calidad.
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